Enceguecido por sospechas de infidelidad, un salvaje sujeto disparó con una escopeta a su esposa y cuatro horas después, creyendo que la había asesinado, atrincherado en el monte, se pegó un tiro en el pecho y dejó de existir.

El escenario del primer capítulo del horror fue una casa del paraje Santos Lugares, departamento Guasayán, a la vera de la ruta 64 (kilómetro Nº 54), distante 30 kilómetros de la ciudad Capital de la vecina provincia.
La mujer que sufrió un disparo de escopeta por parte de su esposo es de 37 años. El esposo fallecido, Jorge Alfredo Ovejero de 39 y su esposa discutieron y el único testigo de la barbarie fue su hijo de 16 años.
El propio adolescente habría informado a los policías que sus padres habían discutido. Dijo que Jorge se armó de una escopeta calibre 16 y abrió fuego sobre la mujer. Una bala impactó en el muslo izquierdo de Zulma.
Mientras la víctima sangraba, el sujeto tomó un hacha y destrozó la escopeta. Luego abandonó la culata y se apoderó de la parte móvil y corrió hacia el monte.
La mujer quedó tirada en el piso, pero viva. En medio de una enorme angustia, Zulma fue auxiliada por Florencia Ovejero, y su primo, Ricardo Ovejero. En un automóvil particular, la condujeron hacia el Hospital Regional de la ciudad Capital.
Con la urgencia del suceso, el fiscal Arce dio expresas directivas a los funcionarios policiales: “Inmediata aprehensión de Jorge Alfredo Ovejero; pericias en el lugar; secuestro de cartuchos y arma de fuego; declaración testimonial; denuncia de la víctima; tomas fotográficas e intervención de la División Prófugos y del personal de Investigaciones de Frías”.
Desesperación
Mientras tanto, lejos de tranquilizarse, Ovejero se internó en el monte. A las 11.40, arribaron a prestar colaboración, efectivos de la División Criminalística y sus pares de la sección Robo y Hurto.
Todos iniciaron un rastrillaje por la zona montuosa. Recorrieron un sendero de cabras, de difícil acceso por la gran cantidad de vegetación de plantas de garabato, algarrobos, a casi 200 metros de la vivienda de la pareja y lograron interceptar a Ovejero, pero el sujeto se disparó antes de que lo apresaran.
Sentado, apoyó el arma en una horqueta de madera y abrió fuego, ante el estupor de policía
Al llegar los policías al escondite, Ovejero se encontraba sentado. Con la escopeta apuntaba hacia su pecho y con una varilla, tipo horqueta de 30 centímetros, colocada en la cola del disparador, con el guardamonte remontado listo para detonar.
“No se acerquen que me mato“, habría gritado a los casi 20 policías que lo interceptaron. “Vi en el celular de ella que me es infiel”, gritaba, señalaron los voceros policiales.
En forma simultánea, los jefes ordenaron a sus hombres perimetrar el lugar a una distancia de 5 metros aproximadamente, tomando las justas y necesarias medidas preventivas.
Mientras los uniformados intentaban persuadir a Ovejero de desistir, la superioridad instó a la intervención de un negociador.
No hubo tiempo para nada. Veinte minutos después, Ovejero resolvió terminar con la tensión al dispararse directo al pecho.
Lejos de una posta sanitaria, los policías socorrieron a Ovejero, lo colocaron en una tabla y un colchón, lo subieron a un vehículo y salieron con destino al Hospital Regional. A la vez, los investigadores incautaron la escopeta, un celular, la culata y un cartucho calibre 16.
Con suma velocidad, el vehículo arribó a la balanza en la ruta Nº 64. Allí, la víctima fue asistida por enfermeros que lo esperaban en una ambulancia. Después, el transporte continuó hacia el Hospital Regional, donde falleció posteriormente.
Nota: Elliberal.com