En dos días un episodio de violencia verbal hacia una joven escaló hasta convertirse en una amenaza de agresión y exhibición de genitales.

La joven Yuliana Godoy compartió con NORTE una situación que vivió esta semana y que suele afectar a otras mujeres en la vía pública.
Primer episodio
La mujer de 25 años de edad cuenta que está casada y que a diario va en moto hasta su trabajo, en horario comercial.
El lunes 4 tuvo el primer desencuentro muy cerca de su casa. Hacía el recorrido de costumbre cuando un hombre salió al paso con expresiones de connotación sexual.
Buscó información
Lo registraba de vista por vivir en el mismo barrio. Y como se trataba de una persona de edad avanzada pensó en hablar con un familiar para ver si podía mediar. ‘Como es un hombre mayor le pregunté a mi abuelo, que vive cerca, si lo conocía, pero no‘, describió.
Con posterioridad otras vecinas le contaron que es una persona con plena conciencia de sus actos y que actuó parecido con varias de ellas.
El miércoles
Dos días después el panorama cambió. Yuliana había frenado la moto en una esquina y mientras esperaba que pase un vehículo la sorprendió que el hombre en cuestión se aproximó haciendo un ademán de arrojarle algo con el brazo.
Era de noche (21.15), ella se adelantó un poco para tomar distancia segura antes de volver a mirar en esa dirección.
Entonces él se bajó los pantalones (tipo buzo) dejando al descubierto sus genitales y una advertencia: ‘Te voy a violar‘. La reacción de la joven fue sacar el celular para filmarlo pero el acosador se escondió rápidamente en su vivienda.
Denuncia y cuidados
La acción fue breve y aún así la notó otra motociclista. Esa mujer se acercó a la joven, le preguntó si estaba bien y llamó a la policía. Mientras esperaban que llegue un móvil el agresor había apagado las luces y cerró aberturas en su domicilio.
Yuliana formalizó la denuncia en la comisaría correspondiente; sabe que lo demoraron pero ahora teme recibir represalias si vuelven a verse. “Me preocupa porque tengo arritmia; cuento esto solo para que otras se cuiden”, expresó.
Clave: advertir y pedir ayuda
Las personas que se dedican a comunicar y prevenir situaciones de acoso en el espacio público recomiendan a terceros lo que efectivamente hizo Yuliana: documentar el hecho con el teléfono celular.
El consejo es válido especialmente para eventuales transeúntes que en otras circunstancias pueden colaborar con la persona que sufrió acoso ofreciéndole un video o una foto que registró el hecho.
Dar asistencia es lo que hizo la segunda motociclista de un servicio de mensajería -tipo motomandado- al ofrecerse como apoyo y actuando con la llamada telefónica a la policía. “Validar lo que siente después de haber atravesado esa situación es valioso”, explicó la licenciada en Psicología Paula Lobelos en una publicación anterior de NORTE sobre la temática.
Además se puede preguntar si la persona necesita que la acompañe a algún lado o que llame a alguien de su círculo de confianza.
En otros casos a una persona que circunstancialmente presencia un acoso se aconseja –en la medida de sus posibilidades- acudir a alguien con autoridad. Por ejemplo en episodios de proximidad física como los roces y tocamientos en ómnibus, pedir auxilio del chofer o inspector.
También, según el caso, se puede generar una distracción que interrumpa la acción o fingir que se conoce a la persona victimizada para alejarla del acosador. Una intervención más directa implica dirigirse al acosador con tono firme, dando un mensaje corto y claro para que deje de molestarla.
Fuente:DiarioNorte