La antibioresistencia (el hecho que algunas bacterias se vuelven resistentes a los antibióticos) es una amenaza para la Organización Mundial de la Salud, que teme que el mundo se encamine hacia una era en la que las infecciones comunes puedan volver causar la muerte.
Aproximadamente 33.000 personas mueren cada año en Europa de una infección resistente a los antibióticos, según datos europeos, mientras que en Estados Unidos los fallecimientos se estiman en cerca de 35.000.
Descubiertos en la década de 1920, los antibióticos salvaron decenas de millones de vidas al luchar eficazmente contra enfermedades bacteriológicas como la neumonía, la tuberculosis y la meningitis.
Las bacterias pueden volverse resistentes cuando los pacientes utilizan antibióticos que no necesitan, o no terminan su tratamiento, dando así a la bacteria la oportunidad de sobrevivir y desarrollar inmunidad, lo que viene ocurriendo durante los últimos años.
Para contrarrestar esta resistencia, la OMS pide el desarrollo de nuevos antibióticos, pero este proceso es complicado y costoso.
Según la OMS, se están desarrollando 60 nuevos medicamentos, incluidos 50 antibióticos. Otros medicamentos más innovadores se encuentran en la etapa de los ensayos preclínicos. De los 252 últimos medicamentos, los más avanzados no estarán disponibles hasta dentro de unos diez años
El organismo especializado de las Naciones Unidas publicó dos nuevos informes sobre la falta de nuevos antibióticos en desarrollo. Y advirtió que la falta nuevos antibióticos amenazan la lucha contra la propagación de bacterias resistentes a los medicamentos.
“La amenaza de la resistencia a los antimicrobianos nunca fue tan inmediata y la necesidad de soluciones más urgentes”, declaró el director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, citado en un comunicado.
“Hay muchas iniciativas en marcha para reducir la resistencia, pero también necesitamos que los países y la industria farmacéutica se involucren más y aporten fondos sostenibles y nuevos medicamentos innovadores”, añadió.
Esto no solo alarma a la OMS sino también al público en general que en las redes sociales se encuentran concientizando y explicando de alguna manera la situación que es alarmante.