Se trata de Lucas Garibaldi, de 38 años y especializado en temas de agroecología, fue galardonado en la categoría Estímulo, en los premios Bunge y Born.

Aplicar tecnología de este tipo, según el científico, es urgente. “Ya no podemos esperar: la tasa de destrucción del medio ambiente y la pérdida de calidad de vida asociada está siendo muy rápida y fuerte”, asegura. Tanto las inundaciones como la degradación de la tierra, la pérdida de la calidad del agua o de calidad nutritiva de los alimentos, la caída del empleo, las problemáticas de salud que se expanden son, según Garibaldi, “el resultado de cómo estamos llevando adelante en nuestra producción animal, agrícola y forestal, con el predominio del monocultivo y el creciente uso de agroquímicos, que destruyen la biodiversidad”.
Las cifras que apunta son elocuentes: el sistema agropecuario es el principal empleador del mundo, y la principal industria que impacta en el mundo en el medioambiente, ya que consume más del 70 por ciento del agua dulce del mundo.
Pero las soluciones, dice, no dependen solo de nosotros. Todos los actores tienen que estar involucrados: los políticos, los consumidores y los productores también. “En estos problemas no hay malos y buenos: algunos producen y otros compran. Nosotros tenemos un mensaje muy fuerte a los consumidores también: la mayoría de la gente vive en las ciudades y son consumidores, y por vivir en las ciudades uno piensa que no tiene nada que hacer en este problema, y en realidad los consumidores son la clave. Lo más importante es saber que en cada decisión de consumo están promoviendo un sistema agropecuario u otro”, indica Garibaldi.
“En el valle de Río Negro cada vez hay más chacras orgánicas, sin agroquímicos –agrega-, biodinámicas, que preservan hábitat natural, y eso no es por una ley Argentina sino por cambios en las preferencias de los consumidores: en Europa y en Norteamérica también están siendo cada vez más conscientes del poder que tienen y de cómo ellos pueden influenciar para vivir en un ambiente más sano”. Para Garibaldi, la presión social que puedan ejercer los consumidores es clave para un verdadero cambio productivo. “Estamos todos en el mismo tren, no hay buenos ni malos, estamos conectados. Existe uno porque están conectados con la otra, el principio y el fin de la cadena agropecuaria”.
Para galardonarlo, el jurado destacó que “uno de los aportes más significativos de Lucas Garibaldi consistió en la demostración de que la diversidad y abundancia de polinizadores silvestres son más importantes que la abundancia de la abeja doméstica en el servicio de polinización de muchos cultivos”. Asimismo, el jurado subrayó como notable su “interés por difundir y hacer llegar las implicaciones de sus hallazgos científicos a la sociedad”. ¿Cómo se imagina que seguirá su carrera a futuro? ¿Estará abocado a los mismos temas? Garibaldi no lo sabe a ciencia cierta. “Como científico, me mueve la curiosidad constante de ver cómo van cambiando las cosas, y trabajar en qué es lo que falta. Así que quizás, en diez años, no esté trabajando en lo mismo –adelanta-, porque las preocupaciones van cambiando”.